Mamá

Estaba oscuro.
Solo el rayo de la 
luz de tus ojos.

Me enseñaste a respirar
y tus entrañas acariciaban 
mi frágil cuerpo.

Soñaba con colores 
y te imaginaba hermosa,
fueron nueve meses en un 
mundo rosa.

Crecí de a poco con tu calor
me alimentaba con tus caricias
y frases de amor.

El momento llegaba
iba a conocerte,
estaba muy protegida
con miedo de perderte.

Se hizo la luz una 
mañana de febrero,
mamá ahí estabas tú
tan maravillosa y tan 
dulce como te había 
imaginado.

Aprendí con el correr 
del tiempo y en mis 
andanzas peligrosas
de cada uno de tus 
consejos valorados 
en cada acto de mis 
diecinueve años, y 
soñando cada vez
que me encuentro 
lejos, con tus palabras
que envuelven mis 
vivencias y acobardan 
los miedos de mi juventud.