Oh! Madrecita querida gracias
por tu amor, pero sobre todo
te doy mi devoción por darme
la oportunidad y el privilegio
de ver tus ojos y tu lindo cabello.
Madrecita querida al mirar
tus ojos, me dan ganas de
llorar, gritar o reír, pero
o de tristeza, sino de alegría,
porque tu eres mi madre,
mi madrecita querida.
En las mañanas al ver el sol
salir, le doy gracias a Dios
por dejarte vivir, pero también
te miro y pierdo el aliento por
ver en tu cara el lindo reflejo
de la aurora que brilla en el alba
sobre un riachuelo pintoresco.
Madrecita querida, joyero de
virtud, solo por ti daré mi
promesa, de hacer mis tareas
y ser lo mejor, para que tu
corazón nunca reciba un dolor.