Poema Te Vas

Te Vas

Llegaste y anidaste en mí. 
En mi alma y en mi cuerpo 
clavaste raíces tan hondas 
que no puede cicatrizar 
el surco que has dejado 
arrancando tu rosal. 

Sabía de las espinas, 
sabía y asumí el riesgo 
de lastimarme un día 
y ha llegado el hoy, 
triste, silencioso, vacío. 
Dolor de los dolores, 
intenso, húmedo y frío. 

Llegaste iluminándolo todo, 
arrastrándome en tu espiral 
y hoy siento la espina, clavada, 
la espina de tu rosal. 

Lejanos tus besos, 
lejana tu ternura y tu suspirar... 
Lejano el lamento y el susurro, 
lejano tu deseo de amar. 

El silencio invade mis días, 
mi lecho y mi caminar. 
La noche es más triste 
como amanece otro día 
sin tener tu voluntad 
en la palma de mi mano 
para poderte acariciar 
en mi silencio callado. 

Sigo amándote en mi alma, 
y bebiendo, en mis recuerdos, 
alimentándome de las caricias 
de tu deseo infinito. 

Voy buscando la calma 
sabiendo que te he tenido, 
que tus días eran míos 
y tus noches de los dos. 

Voy sintiendo que te alejas 
cuando quiero darte tanto; 
tanto como ya te he dado 
pero sé que tú me dejas. 

Hace tiempo me dijiste 
que yo me iría, volando, 
y hoy siento que eres tú 
quien se lleva 
todo lo que me diste. 

Solo puedo desearte 
todo lo que se desea 
cuando se ama de verdad. 

Te llevas en tu equipaje 
mi necesidad de amar; 
mi ansia firme y madura, 
mi cambio en el ser y el pensar; 
mi tristeza y mis lágrimas 
y mi decepción de ver 
que no he podido retenerte 
como amiga y como mujer. 

Que necesitas volar; 
que todo cuanto me diste 
no lo volveré jamás a tener.