Rocíos
Mientras yo sueño, el pálido rocío cubre
calladamente de perlas las llanuras.
La fría mano de la noche lo va dejando
caer sobre el terciopelo de las flores.
No llueve; el cielo está claro.
¿De dónde vienen esas gotas temblorosas?
Es que, antes de formarse, ya estaban
todas ellas en el aire.
¿De dónde vienen mis lágrimas,
si todos los arreboles del cielo están
esta noche llenos de dulzura?
Es que ya las tenía en el alma
antes de sentirlas en los ojos.
Tenemos en el alma una ternura en
que se estremecen todos los dolores,
y a veces es una caricia la que nos
turba y hace brotar las lágrimas.